sábado, 18 de noviembre de 2017

Venezuela: Preguntas (y respuestas) incómodas sobre el Arco Minero del Orinoco

En la tierra del oro, diamantes, coltan, etc..

P: ¿Existe la “minería ecológica”?
R: La minería, lo mismo que la agricultura y la fundación de ciudades, contempla devastación y perturbación de entornos naturales. Pero es posible un ejercicio de la minería con un espíritu de apego al respeto por la naturaleza, por los procesos sociales dignos y constructivos, y por los valores
culturales de los pueblos. La actividad minera en esos términos no es una realidad en el mundo capitalista, pero estamos en la obligación de intentarlo según una visión distinta de las relaciones del ser humano con el planeta.

P: ¿Por qué el Gobierno creó un ministerio de minería ecológica?
R:
El ministerio se llama Ministerio del Poder Popular para el Desarrollo Minero Ecológico. Puede sonar igualmente exagerado, ambicioso e incluso fantástico, pero allí no dice por ninguna parte que exista una minería ecológica. Concedámosle al ministerio la legitimidad de su visión a futuro, que es el desarrollo minero con el mínimo posible de afectación a la naturaleza.

P: ¿Esta página va a consistir en el endulzamiento, limpieza propagandística y celebración de todo lo que ocurre en el Arco Minero del Orinoco?
R:
De ninguna manera. Aquí haremos o intentaremos hacer periodismo de investigación. Así que nos tocará mostrar cosas horrendas, pero también divulgar la verdad de un plan de afirmación de nuestra soberanía, la verdad y los valores de un pueblo sencillo y aguerrido como lo es el pueblo minero. Así que no verán aquí solo flores, arcoíris y aplausos, pero tampoco alimentaremos la mentira nauseabunda que quiere hacerle creer al mundo que estamos convirtiendo al río Orinoco en un charco de mercurio lleno de cadáveres.



P: ¿El Arco Minero del Orinoco inaugura la actividad minera intensiva y la explotación del oro en Venezuela?
R: No. La minería se practica en Venezuela desde los primeros años de la llegada de los españoles. Ya algunos pueblos indígenas conocían el oro (se presume que su explotación era artesanal y a pequeña escala) y la primera mina de oro de nuestro territorio se comenzó a explotar comercialmente a mediados del siglo XVI (1550-1556).

P: ¿El proyecto del Arco Minero autoriza y prevé la destrucción de 111 800 km2 de selvas vírgenes para la extracción de oro y otros minerales?
R:
No. El Arco Minero tiene entre sus objetivos el control del Estado sobre áreas que en otras circunstancias iban a ser devastadas sin ningún criterio de preservación de especies, patrimonios naturales o culturales. La exploración y explotación minera tiene posibilidades de darse en menos del cinco por ciento de los 111 800 kilómetros cuadrados que abarca el Arco Minero y, de ese territorio, apenas se intervendría directamente un 30 por ciento. Es decir, para el aprovechamiento de la inmensa riqueza contenida en esos territorios apenas haría falta explotar menos del 1,5 por ciento del territorio conocido como “Arco Minero”.

P: Pero ¿está prevista la destrucción de selvas vírgenes y la apertura de nuevas minas? ¿El Arco Minero del Orinoco representa un nuevo territorio para la voracidad de las empresas transnacionales?
R: El Arco Minero del Orinoco es una convención utilizada para designar un área geográfica que ya estaba siendo sometida a explotación. Pero buena parte de las cuatro áreas en que ha sido dividido ese territorio permanecen y permanecerán sin explotación efectiva.



P: Si la explotación de oro y diamantes es un negocio y así se lo ha planteado el Gobierno, ¿a quién le puede convenir que buena parte del oro y los diamantes presentes en el subsuelo venezolano permanezca bajo suelo? ¿No es más rentable en términos económicos extraer masivamente todos esos minerales y almacenarlos como reserva o cambiarlos por divisa?
R:
La naturaleza establece los parámetros de toda actividad humana. Incluso si fuera posible extraer tan gigantesca cantidad de minerales y piedras preciosas del subsuelo, la inversión en energía, tiempo y recursos haría inviable y absurdo ese objetivo. Existen límites naturales y humanos, y no tiene ningún sentido forzar los ritmos y las cuotas de extracción tan solo para satisfacer metas de acumulación y enriquecimiento con criterios mercantiles.

P: ¿Lesiona nuestra soberanía la contratación de empresas extranjeras para la explotación minera?
R: En las empresas mixtas, Venezuela siempre tendrá al menos el 55 por ciento de las acciones y la mayoría de la junta directiva. Hay casos en que tendrá mucho más que ese 55 por ciento. La República nunca cederá su derecho sobre los recursos mineros ni sobre la actividad minera.



P: ¿En qué medida quedarán afectadas la cultura, tradiciones y hábitat de la comunidades indígenas?
R:
Esa es una de las tareas pendientes y una de las misiones a consolidar: el respeto a las culturas originarias. Todo paso que el Gobiero ha dado para el desarrollo del Arco Minero ha sido consultado con las comunidades indígenas. Uno de los acuerdos con los pueblos originarios es que no se van a afectar ni las zonas prístinas ni las zonas de interés ritual o consideradas sagradas. En lo que va de 2017, el Gobierno ha sostenido 21 asambleas con pueblos indígenas y 51 reuniones con pequeños mineros y mineros artesanales, criollos e indígenas. Todo está en discusión, nada se decidirá a espaldas de esas comunidades.

P: La actividad minera es en buena parte ilegal. ¿Ha establecido contacto el Gobierno con individuos y organizaciones ilegales?
R:
En Venezuela se está redimensionando la relación con seres humanos y grupos hasta hace poco considerados y tratados como delincuentes. Entre esos seres humanos se encuentran los pequeños mineros. En el estado Bolívar viven miles de familias que han vivido desde hace generaciones de la minería a pequeña escala. Más de 60 por ciento de esos pequeños mineros se han organizado y están en conversaciones con el Gobierno Nacional para la regularización de su situación. Marcha con buen pie esa propuesta. De hecho, las primeras cuatro toneladas de oro entregadas al Banco Central desde el arranque del Arco Minero han sido producidos por pequeños mineros. ¿Ilegales? No: informales pero en proceso de regularización de su estatus.



P: ¿Es verdad que en zonas del Arco Minero hay vicios y llagas sociales como la prostitución, las drogas, el contrabando y la delincuencia organizada?
R: Sí. Igual que en Caracas, Maracay, Valencia, Maturín, Maracaibo, Coro, San Juan de Los Morros, Carora, Chichiriviche; París, Roma, Nueva York, Calcuta, Buenos Aires, Constantinopla y prácticamente todo asentamiento humano sobre la tierra.

P: Pero es que los pranes...
R:
Nada, no insista. El capitalismo industrial ha pervertido a todas sus ciudades. En el Arco Minero no ocurre ningún vicio o virtud que sean exclusivos de esa zona. Es mentira que la minería es una actividad más perversa que las demás actividades derivadas del capitalismo industrial, y es mentira que esos desperfectos sociales nacieron hace pocos años. El Gobierno nacional tenía tres opciones ante esta realidad:

1) darle la espalda al fenómeno y dejar que el crimen se siguiera apoderando de pueblos minas, vidas humanas y riquezas;
2) entrar a plomo trancao y perpetrar un genocidio contra pueblos y culturas en nombre de la pulcritud y la decencia; o
3) declarar una zona conocida como Arco Minero del Orinoco y comenzar a poner orden donde hasta ahora todo había sido caos y sometimiento de los trabajadores y sus familias. O se consideraba a la minería como una actividad que había que proscribir o se procedía a su control político y administrativo. Esta última tarea es la que está en marcha.
fuente: arconoticias-info aquì

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